martes, 6 de septiembre de 2011

Cinco sonetos a Sibila

1
Tu dedo en alto, huso diamantino,
tuerce y enrolla el hilo de mi vida,
y es en la abierta palma, resumida,
la rosa cardinal de mi destino.

Con la paloma y con la palma, un fino
perfil fraterno ofrece si, tendida,
—lunar ramo de almendro— a amor convida
que a su nevada concha haga camino.

Con cinco puntas de marmórea rosa
geometriza esquemática la estrella
que pone al coro de mis horas centro.

Caracola de amor, cuya voz glosa:
mi verso, que su gracia toma de ella,
cantando como un pájaro está dentro.

2
¡Oh, blanco almendro en flor!, en vano el ave
de la esperanza en tu ramaje espera
colgar el nido, en vano considera
tus frescos brotes mi mirada grave.

No has de ser mía más que lo es la nave
del ojo que la sigue en la ribera.
Las verdes hojas de tu primavera
no han de ceñir mi sien. Mi amor lo sabe.

Mas no podrás quitarle a mi deseo
las alas, ni al ensueño que alimente
mi vieja sed con aguas de tu noria;

ni que, entallados como en camafeo,
los rasgos de tu gracia adolescente
sean clave de amor en mi memoria.

3
Cóncava de tu ausencia, cada hora
la muda playa de mi vida llena
de húmedas algas, vegetal melena
que el sol de tu recuerdo entrenza y dora.

Orilla al mar, Sibila mía, ahora,
con desnudo talón, en la morena
costa, pisa tu pie, sobre la arena,
la espuma rosa y malva de la aurora.

A la tierra, a la mar, a los luceros,
con firme puño impones tu albedrío,
un haz de riendas preso en cada mano.

Y, a lomos de los vientos marineros,
al Polo de tu amor el amor mío
asesta el arco de su meridiano.

4
Si exánime, flexible simulacro
de tu mano que rige mi universo,
el guante espera —hambriento de tan sacro
volumen—, forma y vida. Así mi verso.

Mi verso así, del soplo que traslada
a su secreta entraña el errabundo
perfil y la alegría dilatada
que mueve el vasto corazón del mundo.

Perfecta estrofa, el guante que encarcela
en ejemplar esquema tu más pura
gracia; con dúctil piel, cela y revela

el verso mi apetito de hermosura,
y en rima el verso, en ademán el guante,
engastan en su curva tu diamante.

5
Con el farol, alondra de la esquina,
el organillo vesperal soborna
tu soledad en que mi voz patina
y el párpado de amor velado entorna.

Dócil telegrafista, su mecánica
ala inscribe su giro en tu regazo,
traduciendo a tu oído el ansia adánica
que fluye en la sangría de mi brazo.

Y si en tu corazón la manivela
de mi suspiro circular convoca
tus balbuceos a la pasarela

tendida de mis ojos a tu boca,
el mismo acorde enlaza —o ya resume—
tu añoranza, mi sed y tu perfume.

José María Quiroga Plá
Mediodía: época 1 año III, año 1928, Febrero, número 10


Versión auditiva de la obra

4 comentarios:

  1. Siento, querido bloguero, que destroces así mis versos. Me desconciertas: me alegro porque me leas, pero creo que deberías ser más riguroso con mi trabajo. ¿Sonetos a *"Silbia"? ¿Dónde se ha visto ni oído cosa igual? ¡¡¡SONETOS A SIBILA!!!! Que es muy diferente. Bien la versión recitada y mut mal la recitación: un poema es mucho más que un encadenamiento de palabras... Sigo sin saber si me alegra o me entristece tu trabajo. Gracias, de todos modos.

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  2. Gracias por la corrección, la verdad es que el trabajo que hemos realizado ha sido de investigación sobre "ti" un poco forzado, ya que hemos contado con poco tiempo y no hemos podido completarlo tal y como nos habría gustado.

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  3. A pesar de las correcciones que José Maria Quiroga Plá propone la iniciativa es estupenda y quisiera felicitar a los monitores y a los alumnos que han intentado trabajar más allà de los que sería un campo de trabajo estival convencional.

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  4. Perdonad mi furia: cuando me conozcáis algo mejor sabréis que mi visceralidad tampoco me ha ayudado mucho en la posibilidad de trascender... Ahora, con el conocimiento real de vuestro esfuerzo, me siento avergonzado de la reacción inicial, totalmente eclipsada ahora por el agradecimiento. Como afirma el amigo transtemporal Galderich, hay que alabar la inciativa de ese campus tardoestival y, sobre todo, que unos alumnos de bachillerato quieran enrolarse en una aventura tan quijotesca. Gracias, de todo corazón. Ya sabéis que en mi blog (poetajosemariaquirogapla.blogspot.com) tenéis vuestra casa y que también podéis pasaros cuando queráis por el de Ábradas, mi "albacea" (pascualgalvezramirez.blogspot.com). UN saludo cordial desde el limbo.

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